Análisis literario



La historia de un extraordinario niño que, viniendo de otro planeta, aparece en la Tierra, para desaparecer posteriormente, alcanza una poética y memorable expresión en esta obra de Antoine de Saint-Exupery.
En ella, sin menoscabo alguno de su interés narrativo, encontramos tanto la exaltación de los valores humanos más puros y trascendentes como la franca o sutil censura de ciertas actitudes infundadas o reprobables.
En consecuencia, algunos de los principales motivos que sustentan el relato son, por una parte, la amistad, el amor, la justicia, la ternura, la comprensión, la humildad, la sencillez, la belleza, la lealtad, la disciplina, el conocimiento, la solidaridad, la esperanza, y por otra, la incomunicación, el poder ocioso, la vanidad, la falta de imaginación, la soledad egoísta, el creciente y absurdo afán posesivo, la inconsecuencia.
La hábil confrontación de estos disimiles y no pocas veces antagónicos motivos - el permanente desvelo del protagonista por su rosa, frente a la obsesiva preocupación del hombre de negocios por las cifras; y la importancia que el principito concede a la vinculación con otros seres, frente a la soledad en que vive el único habitante de cada uno de los planetas que visita antes de llegar a la tierra, para no señalar sino dos ejemplos - contribuye eficazmente a destacar aquellos que aparecen como recurrentes y más significativos: la amistad, la comunicación, la responsabilidad de velar por los seres más débiles y abandonados. También la exaltación y supremacía de los valores espirituales sobre los de carácter meramente material.

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